Juan Cruz.
08 diciembre, 2009 - 09:57
Inquietante noticia que viene de Canarias. El Gobierno regional pretende eliminar la protección del 50% de las especies que conviven en el hábitat del Archipiélago; ecologistas y científicos estiman que puede ser un modo de desbloquear algunas infraestructuras, entre ellas la del puerto industrial de Granadilla, en el sur de Tenerife, en cuya zona unos sebadales protegidos impiden la autorización europea para que siga adelante el proyecto. Independientemente de las consecuencias urbanísticas o de otro tipo que abrigue la intención de la supuesta medida, causa enorme inquietud que en un archipiélago como el nuestro se plantee siquiera la palabra desprotección en relación con las especies de todo tipo que conforman un ecosistema delicadísimo, especial, que ha hecho del Archipiélago un lugar único en el mundo. Si la intención es esa, abrir el camino para nuevas infraestructuras, llama la atención que una administración que se llama nacionalista permita que se ataque la naturaleza, que es la esencia del territorio que dicen amar tanto. Acaso la Administración piensa que la naturaleza se puede salvaguardar por sí misma; es posible, la naturaleza es muy fuerte. Pero se quebrará en algún momento, y cuando se quiebre del todo ya no sé qué nos quedará de aquel sitio ante el que dicen que se arrodilló Humboldt.
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