Vía:www.laprovincia.es
LP CONFIDENCIAL JAVIER DURÁN
El Gobierno de Canarias ha optado por reformar el Catálogo de Especies Protegidas sin hablarlo con las universidades canarias, cuyos científicos, sobre todo de La Laguna, discrepan de un recorte que queda así: 226 eliminadas, rebajas para otras 131 y amparo para 94. El consejero Domingo Berriel enfangó ayer más la polémica al aludir a todos los informes del mundo para su reforma, y declinó cualquier consulta con la ULPGC y la ULL. Para el titular del presunto retroceso, el ámbito del conocimiento no puede someter al Parlamento, una teoría, por otra parte, muy de los republicanos americanos: ¡Basta de catastrofismo, la Ciencia no tiene razón, el cambio climático es un invento de los laboratorios!
Otro de los argumentos de los involucionistas es que los doctores están siendo manipulados, o andan a la par con la plataforma contra el Puerto de Granadilla. Dicho grupo consiguió una victoria judicial que reconocía la protección de unos sebadales que aplastaban la infraestructura; hierbas del fondo del mar que ahora, en casualidad trágica, desaparecen del dichoso Catálogo. David Bramwell, más encantado con el coleccionismo de cerámicas que con la política, ya ha dicho que la iniciativa de Coalición Canaria (CC) "es ilegal, totalmente ilegal". En los años que el anglocanario lleva al frente del santuario del Jardín Canario Viera y Clavijo no le he visto veleidad demagógica alguna. Su opinión, aunque le pese a Berriel, no puede ser despachada desde la endogamia política; todo lo contrario, debería preocuparse por conocer su parecer y mostrarle los informes sobre biodiversidad, que, según asegura, le han costado un Potosí a las arcas públicas.
En todo el post-Copenhague es legendario ya cómo Obama se metió en la reunión de China, Brasil, Sudán y Sudáfrica. Según la crónica, aprovechó que la puerta estaba entreabierta, tocó, entró con Hillary Clinton, y con un estilo de okupa muy Chicago se sentó al lado de Lula. De allí salió el acuerdo de mínimos, pues nadie le iba a decir al dueño de la potencia que no estaba invitado a la partida. Bien, los catedráticos y botánicos no son el imperio, ni mucho menos, pero todo apunta a que van a tener que colarse en una de las reuniones que reparte el bacalao de la flora, fauna y natura de Canarias. Quizás así Berriel les diga quién ha sido el autor intelectual de esta contrarreforma que tanto necesita el desarrollo urbanístico de las Islas.