Vía: www.eldia.es
EL GONGO
NACHO MARTÍN NEGRÍN*
Tengo bien claro que los políticos llevan la razón cuando aseguran que no hablan el lenguaje de la calle, una afirmación que hace apenas unos días escuchaba por boca del portavoz nacional del PP, Esteban González Pons, en unas declaraciones sensatas. Pero es casi peor cuando los políticos, algunos, buscan abrir debates sobre temas que consideran adecuados para quienes constituimos el gran público. Es en esas ocasiones cuando alumbran las ideas más asombrosas, como la creación en el Parlamento de Canarias de una comisión, primero de investigación, luego de estudio, sobre la desaparición de niños en las Islas. Son esas ideas extrañas que trastean en el populismo ante su incapacidad, y a veces desinterés, para que aquellos que les votan sean capaces de acceder a la información realmente trascedente que ellos gestionan: desde los presupuestos a las construcción de grandes infraestructuras pasando por las decisiones urbanísticas, la eliminación de la moratoria turística o un catálogo de especies que no sólo rebaja los niveles de protección, sino que da a las instituciones una enorme discrecionalidad ante la aparición de categorías nuevas y poco definidas. Son estos asuntos, y no otros, los que en realidad van a incidir en nuestra vida, en nuestro entorno, en aquello que legaremos a nuestros hijos. Y me conformaría con que en nuestra sociedad se abrieran auténticos debates sobre estas cuestiones. Que se defiendan y se rechacen con transparencia, en lugar de hacernos creer que hablar nuestro lenguaje tiene que ver con la creación de comisiones como aquella. Hemos llegado a ver, incluso, a políticos que un día votaban a favor de una iniciativa y poco después se manifestaban en la calle en su contra. Y eso, en realidad, es lo que los aleja. Que ni ellos mismos quieren que los entendamos.
*Jefe de sección de EL DÍA