Adeline Marcos
Descubierto en 1996, el lagarto moteado canario (Gallotia intermedia) o ‘lagarto gigante de Tenerife’ vive a la sombra de sus tocayos del Hierro y la Gomera, aún más amenazados. Su presencia se reduce a los acantilados de la isla donde huye de sus predadores y sobrevive en un hábitat que no es el suyo. En peligro de extinción, el futuro de este reptil depende de un Plan de Recuperación que todavía no tiene.
Gallotia intermedia tiene dos poblaciones en la isla de Tenerife: la del acantilado de Guaza (unos 900 ejemplares) y la del acantilado de los Gigantes en el macizo del Teno (entre 200 y 400 ejemplares). Según el último censo, en total son unos 1.300 ó 1.400 individuos. Si lo comparamos a las poblaciones del lagarto gigante del Hierro, que tiene unos 300 según el último censo, o el de la Gomera, que cuenta con 100 ejemplares, la situación del lagarto moteado parece ser mejor. Pero sólo en apariencia.
“Si tenemos en cuenta que este lagarto estuvo en toda la isla, según los registros fósiles hubo millones de ellos, su población actual es muy reducida”, informa a SINC Aurelio Martín, profesor titular de Zoología de la Universidad de La Laguna (ULA) y uno de los científicos que describió por primera vez la especie.
Según el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, el lagarto canario moteado está “en peligro de extinción”. En el antiguo Catálogo Canario ya estaba clasificado así, pero en el nuevo, el Parlamento canario ha bajado su estado de conservación a “vulnerable”.
Bajar de categoría a una especie sólo es aplicable si el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM) realiza también el cambio en su nuevo catálogo. “He tenido acceso al borrador del nuevo Catálogo Nacional, y éste mantiene la categoría en peligro de extinción para el lagarto moteado”, asegura esperanzado Martín.
A pesar de mantenerse en peligro de extinción, Gallotia intermedia no tiene un Plan de Recuperación, “no sólo necesario, sino obligatorio por ley”, alerta el investigador canario. “Si una especie está en peligro de extinción, el Gobierno debe aplicar un Plan de Recuperación, pero la realidad es que no lo tiene”, lamenta el experto.
Gatos y ratas, sus mayores pesadillas
Para José Antonio Mateo, asesor científico del Gobierno Balear, antiguo director del Centro de Recuperación del lagarto de la Gomera y responsable de los programas de suelta y nuevas poblaciones, el lagarto moteado sobrevive a pesar de la creciente presencia humana y las amenazas asociadas.
“Los reptiles se refugian en lugares muy malos para ellos y para su predadores, sobre todo gatos y ratas. Viven en acantilados marinos de al menos 400 metros de altura, en poblaciones muy limitadas que permiten malvivir para sobrevivir”, comenta Mateo.
Los gatos (Felis catus) llegaron hace 500 años con los primeros colonizadores europeos. “Son depredadores tremendos juntos a las ratas que se alimentan de juveniles de lagarto y de sus huevos”, puntualiza Aurelio Martín.
Las tres especies de lagartos gigantes canarios viven en acantilados abruptos, pero su hábitat real estaba en “zonas llanas y de gran vegetación”, certifica el zoólogo de la ULA. “Los lagartos han elegido un medio donde pueden sobrevivir, pero es un hábitat subóptimo, un lugar donde no les queda más remedido vivir”, añade.
Según los científicos, “no se pueden descartar poblaciones desconocidas de lagartos en otras partes de la isla” por su amplia distribución en el pasado y por sobrevivir en los lugares más inaccesibles de Tenerife. Por ejemplo, en 2003 se descubrió la población de los acantilados de Guaza.
Un logro científico
Gallotia intermedia fue descubierta en 1996 en el Parque Rural del Teno, en Tenerife. “Su descubrimiento planteó a los tres años un programa de búsqueda de otros lagartos en otras islas. Así se descubrió el lagarto gigante de la Gomera en 1999”, afirma Mateo.
Los biólogos Efraín Hernández (fallecido en 2001), Aurelio Martín y Manuel Nogales se encargaron de la descripción de esta nueva especie a partir de los dos ejemplares (un macho –el holotipo- y una hembra –un paratipo-) hallados por Hernández tras los repetidos indicios de excrementos avistados por la gente, según un concejal de Santiago del Teide.
La descripción de Gallotia intermedia tardó más de lo normal. ¿La razón? Los científicos decidieron no sacrificar a los ejemplares encontrados ante la posibilidad de encontrarse con una población reducida. Y así fue. A pesar de las exigencias de los editores de la revista Herpetologica, donde se publicó en 2000 el artículo científico, los dos ejemplares fueron analizados sin sufrir trauma alguno, algo de lo que los investigadores se muestran orgullosos.
Los dos ejemplares viven en cautividad desde hace 15 años en la Fundación Neotrópico. En 2003, nació la primera y última cría de la pareja, que hoy tiene ocho años. A pesar de que la isla no tiene un programa de cría en cautividad, la Fundación conserva estos ejemplares que fueron útiles para una ciencia que respetó su vida y valoró su crítica situación.
Menos conocido que su vecindario insular, el lagarto moteado canario pide reconocimiento y, sobre todo, respeto para vivir.
PERFÍL DEL LAGARTO CANARIO MOTEADO
-Número de ejemplares: Según el último censo, entre sus dos poblaciones se cuentan unos 1.300 ejemplares.
-Descripción: Aunque a nivel genético, los tres lagartos gigantes son cercanos, a nivel morfológico son diferentes. El lagarto gigante de Tenerife mide entre 45 y 75 cm y tiene el dorso de color pardo negruzco reticulado con pequeñas manchas de color amarillo, azul, o pardo y garganta de color gris pálido. Su crecimiento es muy lento, y tiene una madurez tardía, por una elevada longevidad y por una fecundidad baja.
-Poblaciones: En el acantilado de los Gigantes en el Parque Rural del Teno y en el de Guaza.
-Esperanza de vida: Los lagartos de Tenerife son muy longevos. Pueden vivir desde los 25 hasta los 50 años
-Cautividad: Hoy permanecen en cautividad los primeros ejemplares hallados en 1996, un macho y una hembra, y el lagarto nacido de esta pareja. En la isla no hay previsto un programa de cría en cautividad.
-Amenazas: Los gatos y las ratas son sus principales depredadores, lo que les ha obligado a refugiarse en los acantilados para sobrevivir. La presencia del ser humano también perjudica a esta especie.
-Estado de Conservación: Por ahora se mantiene la categoría “en peligro de extinción” del Catálogo Nacional de Especies amenazadas, aunque el nuevo Catálogo Canario ha bajado su categoría a “vulnerable”.
-Medidas adoptadas: Se han financiado dos asistencias técnicas para conocer la distribución y el tamaño poblacional de la especie, así como sus amenazas. En el verano de 2001, se realizó un control de gatos y ratas en algunas localidades.