En Canarias, el chorlitejo patinegro se distribuye sobre todo por Fuerteventura y Lanzarote. Pero en Tenerife está a punto de desaparecer si no se toman medidas. Su única localidad en la isla es El Médano, cerca del aeropuerto de Tenerife Sur. Las parejas que sobreviven se cuentan con los dedos de una mano, acosadas por las molestias propias de una zona litoral con mucho turismo.
POR Miguel Fernández del Castillo
POR Miguel Fernández del Castillo
Pocas aves muestran con tanta claridad como el chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus) la difícil coexistencia entre la conservación de la naturaleza en las áreas costeras y el creciente uso humano de éstas. Es cierto que este limícola se enfrenta a múltiples factores naturales que limitan sus poblaciones, entre ellos los requerimientos de hábitat y los depredadores. Pero al menos desde mediados del siglo XX los condicionantes de origen antrópico están, cada vez más, actuando en perjuicio de esta especie.
BirdLife International ha estimado un declive moderado en su área de distribución europea entre 1970 y 2000 (1). En España está presente en el litoral mediterráneo y en la vertiente atlántica de Andalucía, así como en algunas localidades de la costa gallega, el interior peninsular y los dos archipiélagos (2). No se conoce hasta qué punto los descensos en la población española, que pasó de 5.000-6.000 parejas en 1997 a 4.322-4.645, según el censo realizado en 2007 por SEO/BirdLife (3), pueden deberse a un declive real o a diferencias en la intensidad de la prospección. No obstante, la reducción de las poblaciones o la dificultad para ocupar hábitats adecuados debido a las molestias humanas está bien documentado en algunos casos (4, 5).
En Canarias, el chorlitejo patinegro nidifica sobre todo en Fuerteventura y Lanzarote. En estas dos islas orientales –y en sus respectivos islotes de Lobos y La Graciosa– se encuentran los principales contingentes de la especie en el archipiélago, hasta el punto de que en la actualidad superarían el 95% de la población canaria.
Según el atlas de aves nidificantes de Canarias publicado en 2007 (6), en Fuerteventura podría haber más de doscientas parejas, mientras que en Lanzarote sobrepasarían el centenar. Tanto para Lobos como para La Graciosa, estimaciones recientes consideran que la población sería inferior a las 25 parejas en cada caso. Por último, tanto en Tenerife como en Gran Canaria, durante los últimos diez años, la cifra no alcanzaría la decena de parejas en ninguna de las islas.
Las islas e islotes orientales tienen mayores extensiones con hábitats adecuados para el chorlitejo patinegro: amplias playas y plataformas de charcos intermareales, arenales costeros y saladares. Además, el menor tamaño de las poblaciones en las islas centrales está también relacionado con el enorme crecimiento demográfico que han experimentado Tenerife y Gran Canaria desde mediados del siglo XX. A partir de esa fecha, notables transformaciones económicas y sociales han dirigido hacia el litoral buena parte de los intereses y expectativas de vivienda, trabajo u ocio. Por otra parte, durante las últimas décadas, el auge del turismo de masas también ha propiciado una considerable expansión de la población flotante.
Es bien conocido el declive experimentado por el chorlitejo patinegro en las islas centrales durante las últimas décadas. En Gran Canaria, donde fue bastante común a principios del siglo XX (7), aunque más en el sur que en el norte de la isla, ha quedado relegado a algunas localidades del sur y este (8, 9). En Tenerife se ha producido una situación similar, aunque con la destrucción a mediados de los ochenta de las salinas de El Guincho, en la zona de Los Cristianos, la especie quedó restringida a un único enclave: El Médano, en el municipio de Granadilla de Abona, al sur de la isla (9, 10).
BirdLife International ha estimado un declive moderado en su área de distribución europea entre 1970 y 2000 (1). En España está presente en el litoral mediterráneo y en la vertiente atlántica de Andalucía, así como en algunas localidades de la costa gallega, el interior peninsular y los dos archipiélagos (2). No se conoce hasta qué punto los descensos en la población española, que pasó de 5.000-6.000 parejas en 1997 a 4.322-4.645, según el censo realizado en 2007 por SEO/BirdLife (3), pueden deberse a un declive real o a diferencias en la intensidad de la prospección. No obstante, la reducción de las poblaciones o la dificultad para ocupar hábitats adecuados debido a las molestias humanas está bien documentado en algunos casos (4, 5).
En Canarias, el chorlitejo patinegro nidifica sobre todo en Fuerteventura y Lanzarote. En estas dos islas orientales –y en sus respectivos islotes de Lobos y La Graciosa– se encuentran los principales contingentes de la especie en el archipiélago, hasta el punto de que en la actualidad superarían el 95% de la población canaria.
Según el atlas de aves nidificantes de Canarias publicado en 2007 (6), en Fuerteventura podría haber más de doscientas parejas, mientras que en Lanzarote sobrepasarían el centenar. Tanto para Lobos como para La Graciosa, estimaciones recientes consideran que la población sería inferior a las 25 parejas en cada caso. Por último, tanto en Tenerife como en Gran Canaria, durante los últimos diez años, la cifra no alcanzaría la decena de parejas en ninguna de las islas.
Las islas e islotes orientales tienen mayores extensiones con hábitats adecuados para el chorlitejo patinegro: amplias playas y plataformas de charcos intermareales, arenales costeros y saladares. Además, el menor tamaño de las poblaciones en las islas centrales está también relacionado con el enorme crecimiento demográfico que han experimentado Tenerife y Gran Canaria desde mediados del siglo XX. A partir de esa fecha, notables transformaciones económicas y sociales han dirigido hacia el litoral buena parte de los intereses y expectativas de vivienda, trabajo u ocio. Por otra parte, durante las últimas décadas, el auge del turismo de masas también ha propiciado una considerable expansión de la población flotante.
Es bien conocido el declive experimentado por el chorlitejo patinegro en las islas centrales durante las últimas décadas. En Gran Canaria, donde fue bastante común a principios del siglo XX (7), aunque más en el sur que en el norte de la isla, ha quedado relegado a algunas localidades del sur y este (8, 9). En Tenerife se ha producido una situación similar, aunque con la destrucción a mediados de los ochenta de las salinas de El Guincho, en la zona de Los Cristianos, la especie quedó restringida a un único enclave: El Médano, en el municipio de Granadilla de Abona, al sur de la isla (9, 10).