Sofía Menéndez*
Marzo 2011
Hola a todos. Ante la mesa redonda que propone el Cabildo Insular de Fuerteventura "Naturaleza y Medios de Comunicación, Nuevos Retos" que se celebrará el próximo jueves, 24 de marzo, en el Salón de Actos del Real Jardín Botánico-CSIC en Madrid, y como por desgracia no puedo acudir al estar en Fuerteventura, quiero explicar en esta carta lo difícil que es ejercer el periodismo ambiental en esta isla.
Aquí a los periodistas que no hacen preguntas fáciles, se les considera RADICALES y son tratados como proscritos. Estamos marcados por el hecho de poner en entredicho el proyecto de ingeniería que se quiere hacer en la Montaña de Tindaya, la montaña más protegida por ley de Canarias. Esto, nos ha supuesto un verdadero calvario, del que yo personalmente me siento orgullosa porque creo que un periodista tiene que ser la voz de la conciencia ante los que gestionan nuestro dinero y supuestamente nuestros intereses. Y este proyecto es un auténtico despilfarro, contrario a cualquier lógica sostenible, lo pinten como lo pinten.
También me siento orgullosa de denunciar urbanizaciones ilegales, cuyos Planes Parciales han sido anulados por los tribunales; de publicar en los medios de comunicación nacionales convenios urbanísticos de muy dudosa legalidad y desde luego nada convenientes para el conjunto de la sociedad y si para los intereses de unos pocos. Orgullosa igualmente de denunciar como en esta isla de frágil belleza desértica se apuesta a la vez por un parque nacional de “zonas áridas” y por construir el campo de golf mayor de Europa (en Majanicho).
Así mismo siento el orgullo de defender las especies en peligro de extinción como la Avutarda – Hubara, que es el símbolo de la naturaleza de Fuerteventura y cuyo hábitat actualmente está siendo arrasado por la construcción de una autovía que cruza de norte a sur la isla, destruyendo además un paisaje único al precio de 2,5 millones de euros cada kilómetro. Y todo ello cuando las actuales carreteras carecen de simples arcenes.
Me enorgullece ejercer mi profesión en Fuerteventura denunciando la central térmica que pretenden instalar en una ZEPA - zona de especial protección para las aves -, mientras se está manipulando en la Unión Europea para desproteger el área, en vez de apostar por las energías renovables, en una isla donde el sol y el viento son unas constantes diarias.
Hace diez años concretamente el 11 de septiembre del 2001, cuando ardían las torres gemelas en Nueva York inicié un programa en una radio local independiente, Radio Sintonía , donde he podido ejercer mi profesión con libertad, aunque prácticamente sin medios y desde luego ninguna ayuda institucional aunque sea un programa que sobre todo potencia y defiende la naturaleza de Fuerteventura y trata de sensibilizar a la población sobre la importancia del medio ambiente. Me siento orgullosa de tener oyentes que graban el programa y que la gente te pida que continúes a pesar de las muchas dificultades.
He tenido la suerte de poder escribir para medios de comunicación externos como El País, Interviú, Tiempo, Integral, Quercus, etc...; pero si hubiera tenido que vivir de los medios locales me hubiera sido completamente imposible hacer un periodismo mínimamente libre.
Sí porque ejercer un periodismo crítico en la isla de Fuerteventura es nadar contra corriente y de verdad es difícil, amargo y hasta peligroso. Y es que realmente la preocupación por el medio ambiente de las instituciones es una simple apariencia.
¡Que paradojas tiene Fuerteventura; el Cabildo Insular organiza en la capital del Reino, un debate sobre Medios de comunicación y naturaleza, cuando es prácticamente imposible ejercer el periodismo libremente en la isla!
El gran Reto de los medios de comunicación en España es que en lugares pequeños como Fuerteventura sea posible ejercer la critica y el periodismo sin cortapisas.