martes, 13 de septiembre de 2011

El temporal de San Andrés destroza el sebadal trasplantado



El oleaje pone en peligro la investigación promovida por la Autoridad Portuaria.
DANIEL MILLET SANTA CRUZ DE TENERIFE

El fuerte oleaje que azotó San Andrés los pasados días 28 y 29 de agosto ha causado graves daños en las plantas marinas conocidas como sebadales trasplantadas frente a la playa de Las Teresitas procedentes de Granadilla. Como consecuencia, peligra el proyecto científico para tratar de salvar estas praderas marinas que desaparecerán con la construcción del puerto industrial proyectado en el Sur.

El biólogo Manuel Ruiz de la Rosa, responsable del equipo que lleva a cabo la iniciativa para la empresa ECOS Estudios Ambientales y Oceanografía, admitió ayer que las olas y mareas que inundaron el pueblo costero se llevaron por delante una gran parte de estas hierbas –de nombre científico cymodocea nodosa– trasplantadas muy cerca de la costa, a unos 12 metros de profundidad. Así lo comprobó en dos inmersiones realizadas cinco días después del temporal.

Ruiz de la Rosa se reúne mañana con los responsables de la Autoridad Portuaria, que encargó la investigación dentro de las medidas compensatorias para la construcción del puerto de Granadilla, con el objeto de analizar la situación. Lo más probable es que la entidad pública encargue una inspección a fondo de la zona para determinar qué parte ha quedado dañada y ver si es viable continuar con la investigación. Pero las esperanzas de que quede el suficiente sebadal son mínimas.

Nueve buzos profesionales contratados por ECOS –cuatro de ellos biólogos o licenciados en Ciencias del Mar– plantan desde el pasado mayo ejemplares de sebas en 600 metros cuadrados frente a Las Teresitas, dentro de la Zona de Especial Protección Sebadales de San Andrés, para comprobar si los ejemplares de esta especie pueden sobrevivir a un traslado de hábitat.

Los fuertes temporales que azotan San Andrés todos los años son uno de los factores que tuvo en cuenta el equipo de científicos para desarrollar este proyecto. "De hecho, por eso concentramos esta delicada tarea de trasplantar las sebas en los pasados meses de mayo y abril, para conseguir el tiempo suficiente para que los ejemplares enraizaran bien antes de que llegara el oleaje entre febrero y abril", señaló Manuel Ruiz.

Los responsables del estudio hablan de "verdadera mala suerte". "Fue extraordinario que en agosto pasara algo así en San Andrés. Es precisamente el periodo con el mar más tranquilo. Pero una combinación de factores imprevistos ha roto todas las previsiones y ha dejado el proyecto en el aire. La naturaleza es así de imprevisible", aclaró el biólogo.

El proceso es tan delicado que desde el momento de la recolección del material en aguas de Granadilla hasta su trasplante en San Andrés no pueden pasar más de cuatro horas. Además, se hace de un ejemplar en uno, con la ayuda de bombas de agua a presión que aflojan el sedimento y permiten extraer o plantar cada rizoma con el menor daño posible.

Bajo las aguas de Santa Cruz y Granadilla, como en los fondos arenosos de otros muchos tramos del litoral canario, crecen estas plantas marinas de gran valor biológico con hojas alargadas que parecen bailar con el ritmo de las olas. Son oasis de vida que los pescadores canarios conocen como manchones que han acaparado gran parte de la polémica del puerto de Granadilla porque su construcción hará que desaparezcan de esta parte del litoral sureño.

Los sebadales constituyen un ecosistema muy importante por su alta capacidad productiva, por ser criaderos para muchas especies de peces e invertebrados, por el mantenimiento de la biodiversidad marina, por su papel en la regulación de la calidad de las aguas costeras y por la protección del borde costero. Además, son indicadores de una buena calidad ambiental del ecosistema litoral y, cuando comienzan a desaparecer, muestran que algo va mal en ese tramo.

En Canarias se han llevado a cabo diversos experimentos enfocados a esta línea de investigación que han despejado incógnitas y dado respuestas a las hipótesis planteadas. "Pero siempre surgen más preguntas a resolver, ya que tratamos con un medio muy variable y una especie de una elevada plasticidad ecológica", matizó el biólogo que trabaja para ECOS Estudios Ambientales y Oceanografía.