Vía: Ben Magec
1-
El puerto de Granadilla es una obra ilegal, como se demostrará cuando se
resuelva cualquiera de las denuncias que actualmente hay presentadas en varias
jurisdicciones. Sería lamentable que cuando se dictara
sentencia, la obra ya hubiera sido ejecutada, por eso tenemos que reclamar
celeridad a la justicia, y exigir que no se comprometa un patrimonio tan
valioso como nuestro medio ambiente, por una estafa de tal calibre.
2-
El puerto de Granadilla es fruto de una decisión política, y como tal, esta
decisión debería ser sometida a un debate público argumentado, con datos
reales, y sujeto a una elección democrática. En ningún caso ha
habido debate público ni se han aportado argumentos convincentes y que no hayan
sido rebatidos con información de calidad. El puerto de Granadilla es un
ejemplo evidente de la enorme carencia democrática que padecemos. La mejor
solución frente a ello, es reclamar la participación. Y para eso, lo mejor es
participar.
3-
El puerto de Granadilla no va a suponer ningún tipo de mejora económica para
Tenerife. No va a ofrecer empleo de forma significativa. En su
mejor momento, generará únicamente 45 puestos de trabajo directos según el
Estudio de Seguridad y Salud del proyecto. Supondrá la derivación de unos 150
millones de euros a manos de una U.T.E compuesta por tres de las empresas más
poderosas no sólo de Canarias, sino del Estado español, sin dejar ningún
beneficio en estas islas.
4-
El puerto de Granadilla supondrá un impacto ecológico sin precedentes.
La pérdida de ecosistemas marinos como el que las praderas de sebadales
garantizan, y también de ecosistemas terrestres costeros; la reducción y la
contaminación de las mejores playas naturales del Sur; la afección directa a
varias zonas de relevancia ecológica protegidas a nivel canario y europeo; o la
pérdida de biodiversidad, son sólo algunos ejemplos de las consecuencias
ambientales asociadas la construcción de esta infraestructura.
5-
El puerto de Granadilla es una infraestructura absolutamente inútil.
Todas y cada una de las justificaciones que han ofrecido sus promotores, han
caído por su propio peso: no es un puerto competitivo para hacer transbordo de
contenedores. Además, para esta función ya existe el puerto de Santa Cruz. Es
más, la Dársena del Este está siendo ampliada, con lo que ahora dispondrá de
280.189 m2 destinados a tráfico de contenedores en esa zona. Tampoco servirá
para descargar Gas Natural, puesto que según el Dictamen Pericial firmado por
el Capitán de la Marina Mercante, don Fernando Lucas Correa Hernández,
únicamente sería operativo para este fin durante el 40% del año, dada la fuerza
de los vientos dominantes en la zona. En cualquier caso, la importación de Gas
Natural como nueva fuente de energía para Canarias, requeriría de otro debate
argumentado, que tampoco se ha producido. La introducción del Gas Natural, una
fuente de energía sucia (aunque se nos intente convencer de lo contrario) y no
renovable, supondría la paralización una vez más de la implantación de las
fuentes energéticas limpias y renovables. Por otra parte, su introducción no
justifica de ninguna forma la construcción del puerto ya que están sobradamente
demostradas otras soluciones técnicas para su descarga, como la opción ’off
shore’ o mar adentro, que es la que se está aplicando en Madeira y otros muchos
lugares que ahora están optando por la implantación del gas. Por último, la
excusa con la que el puerto se ha vendido a la Unión Europea es la del supuesto
colapso inminente del puerto de Santa Cruz, un puerto que no sólo ha reducido
significativamente su actividad (utilización del 65% de su capacidad en 2006,
cuando aún la crisis financiera no se había significado como ahora), sino que,
como ya hemos visto, está siendo ampliado, y además, con fondos europeos.
6-
El puerto de Granadilla ya ha sido causante de graves atentados no sólo contra
la biodiversidad, sino además, contra justicia y la democracia.
El afán por desbloquear judicialmente el puerto de Granadilla ante la
paralización cautelar impuesta por el Tribunal Superior de Justicia de
Canarias, y de paso eliminar cualquier barrera legal a la construcción de
cualquier otra infraestructura que repercutiera negativamente en el medio
natural, dio paso a la aprobación del nuevo Catálogo Canario de Especies
Protegidas, que rebaja el nivel de protección de 260 especies, desprotege
absolutamente a 89, y a 171 las protege únicamente si no molestan,
encasillándolas en una peligrosa nueva categoría de protección que se denomina
’Especies de Interés para los Ecosistemas Canarios’. Este nuevo Catálogo no
sólo no contó con la colaboración de la Comunidad Científica ni la
participación ciudadana, sino que además ha sido rechazado por numerosas
instituciones de prestigio, como la UICN o el CSIC, por nombrar sólo algunas.
7-
El puerto de Granadilla es el ejemplo más nítido del derroche de dinero público
en lo que se ha dado en llamar la ’burbuja de las infraestructuras’.
Canarias está destinando ingentes sumas de dinero público en construir
numerosas infraestructuras innecesarias a lo largo de todo el territorio, que
ni generan empleo, ni responden a una necesidad social, ni mejorarán la
situación socio-económica de la gran mayoría de la población, ni dinamizarán la
economía. En plena crisis, y utilizando sólo algunos ejemplos, Ben
Magec-Ecologistas en Acción ha calculado que en estos momentos se están
comprometiendo unos 7.700 millones de euros en obras inútiles, lo cual, para
entendernos, sería equiparable a construir 77 Auditorios Adán Martín por todas
las islas. La adjudicación de estas obras a los grandes poderes económicos,
afianza la estructura de poder basado en la capacidad de presión de las grandes
empresas adjudicatarias, que son las que realmente están ostentando la función
decisora sobre el futuro territorial, energético, económico y social de
Canarias, en un contexto de recortes es áreas especialmente sensibles como
educación y sanidad.
8-
El puerto de Granadilla ha sido, y sigue siendo, la obra más y mejor contestada,
de toda la historia de la Unión Europea. Concretamente, la
denuncia dirigida al Defensor del Pueblo ha sido la demanda que ha concitado
mayor respaldo en la historia de este organismo europeo. Esta infraestructura,
y lo que ella representa, ha supuesto años de lucha argumentada. Las excusas
esgrimidas por los promotores han sido rebatidas en su totalidad por personas
de sobrada cualificación técnica. El movimiento ciudadano ha sabido dotarse de
capacidad crítica y argumental para enfrentarse a este despropósito. Este
movimiento democrático ciudadano ha reclamado por una parte la no construcción
del puerto, y por otro lado una exigencia de una mayor calidad democrática en
nuestras islas. No podemos tirar toda esta carga de razones por la borda.
9-
El puerto de Granadilla ha dado pie a más de una década de lucha social.
Miles de personas han participado en las más diversas acciones de protesta
contra el puerto. No es nuestra culpa que los partidos políticos responsables
de su ejecución hayan ignorado desde las 56.000 firmas recogidas para apoyar la
I.L.P que pretendía proteger la costa de Granadilla, a las manifestaciones de
miles de personas que han salido a la calle a protestar y reivindicar sus
derechos democráticos. Ha sido histórica también la implicación de la Comunidad
Científica en esta lucha. No es el momento de abandonar, sino de refortalecer
esta lucha. Granadilla es el símbolo de una manera despótica de actuar desde la
política y de desprecio absoluto a la participación ciudadana. Rendirnos significaría
algo así como legitimar esta política.
10-
El puerto de Granadilla no está hecho. No nos dejemos engañar,
el puerto sólo se ha iniciado, pero aún no se ha concluido, y no es seguro que
se pueda concluir. Se puede parar aún, y es mejor que se pare ahora, que el
daño aún no se ha consolidado, que cuando ya los valores que pretendemos
proteger se hayan destruido para siempre. Su paralización se convertiría en el
símbolo de que la lucha ciudadana puede vencer aunque se enfrente a los grandes
poderes fácticos de nuestras islas.